Nuestro zoo
Creo que ya mencioné que en mi casa siempre hubo perras, pero omití decir que no solo perras, sino todo tipo de bichos. A mamá y papá siempre les gustaron y yo heredé ese rasgo, no así mis hermanos. Mi papá se encargaba de hacer la colecta y mi mamá del mantenimiento. Así es que mi casa alojaba varias especies, por temporadas el surtido era considerable y en algunas oportunidades interactuaban naturalmente (aunque no como lo hubieran hecho en la naturaleza, valga la redundancia). La lechuza protegía con sus alas al conejo en su jaula, a la cual él ingresaba por un pequeño agujero en un costado. El carancho tomaba su hueso con carne de la mano de papá mientras las perras le daban vueltas alrededor sin animarse a robárselo. Cuando se le acercaban las perras, el conejo daba patadas en el piso para asustarlas.Por aquellas épocas desfilaron, además de los ya mencionados, el hurón, la nutria, el peludo, las palomas, los canarios, las cotorras, los hamsters, los chanchitos de indias, los peces y demás.
También los cachorritos de una de las perras, concebidos cuando un perro vecino saltó el tapial en “uno de esos días”. Quedaron cuatro machitos, divinos, que para mamá eran como hijos y para mí como hermanitos. Cuando llegó el momento de elegirles el nombre, mamá los bautizó: Hipólito, Protasio, Ceferino y Saturnino.
No duraron mucho en casa porque fueron regalados pero hicieron nuestros días muy felices.
2 comentarios:
A la flauta, eso si es tener animalitos, yo lo unico que he logrado juntar son acaros, quizas cuando consiga una casa en lugar de un depto, pero mientras, sigo con mis acaritos
JAJAJAJA!!!
A propósito, además de los ácaros, los animalitos de nuestro zoo traían consigo pulgas, garrapatas, piojos y demás...No los nombré por una cuestión de estética!!
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