Fosforito
Mientras estaba archivando en la oficina pensé en escribir un post sobre “Fosforito”. Pero para que puedas entender bien primero tendría que hacer una descripción del contexto…Años universitarios, temprana década del noventa. Yo vivía en el departamento que había sido de mi abuela, no pagaba alquiler. Muy bien ubicado, zona cara de Buenos Aires, pero un poco añejo, con algunos caprichos cada tanto. Estaba desocupada y en plan ahorro planificado rígidamente. Fue durante el año en que me echaron del estudio en marzo y viví los doce meses siguientes con la indemnización de $ 3000 que cobré. Gastaba $ 15 por semana para comer, es decir, en mi compra semanal en el super. Mi papá no me daba un peso, yo no quería pedirle, esa es la verdad. Mi mamá había fallecido hacía poco y todavía me estaba acomodando, en realidad toda la familia estaba reacomodándose. Tenía mis ahorros, siempre ahorré medio sueldo, pero eran intocables.
Un buen día, cortocircuito en el departamento, me quedé sin luz. Detecté cuál era la luminaria pero no tenía conocimientos para meter mano y sacarla.
Le comenté a un compañero medio aparato (Fosforito) de la facu, me dijo que algo sabía de electricidad, y le dije si no se animaba a venir a casa a extraer el artefacto, aislarlo, y así yo podría continuar con mi vida. Eran ya dos días sin luz y no quería llamar a un electricista. El pobre vino, le traje una escalera y un destornillador, transpiró como una hora pero al final la luz volvió. El flasheó con mi invitación y, como me temía, días después me llamó para ir a tomar algo. Yo bajo ninguna circunstancia hubiera hecho eso y le dije que no, todo bien, muy agradecida, pero no me gustaba en absoluto…Me daba pena pero no daba. Las cosas se fueron enfriando y lo vi unas pocas veces más por los pasillos de la facu.
Mi vida era muy sórdida por aquella época. Lo bueno eran mis amigas.
Mucho estudio, buenas notas, poca plata, mucha disciplina, seguía enganchada con el cuarto que me daba bolilla pero como amigo. Cuando me dediqué a buscar trabajo pasé por miles de entrevistas, a lo largo y a lo ancho de la ciudad, cuando conseguí uno fue una porquería, pero me sirvió para no gastarme los ahorros.
Mientras trabajaba ahí se suicidó el hijo mayor del socio de mi papá, no era íntimo amigo mío pero sí gente muy cercana.
A los pocos meses conseguí un buen trabajo y luego vinieron cuatro años de bonanza económica.
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